Dame un poco de tu piel
y haré con ella un poema.
Somos los soldados
sin campo de batalla.
Las palabras
son nuestra trinchera:
desde aquí la tinta baila tango
con las horas que no llegan.

El color es una ofensa;
vivimos blanco y negro
para matizar nuestro dolor.
Somos resistencia,
los pecados hechos versos,
la acción que no requiere verbo
para dejar su huella.

Poesía estridente,
tú y yo haciendo sinalefa;
universos que se abren
y se cierran
cuando lees nuestra esperanza
embarrada en la pared.

Caminante, vas dando la vuelta
sobre nubes
cuando aún puedes volar.
Mira al cielo
y date cuenta
que mis ojos son la luna
bajo la que pierdes el pudor
y te desnudas para mí.

La rosa se abre
cuando admira tu belleza.
La primavera es la estación
en la que me gusta hacer parada
junto a ti.

Saltemos de la vida en movimiento,
vamos a sentir la adrenalina
mientras nos vamos revolcando
por los días
hasta lo más profundo del ayer.

Mi vida,
vamos a echarnos un café.
Se ve que tu cama es un poco desabrida
porque le hace falta
un poco de mi miel.

Déjate llevar por nuestra ola:
la sábana que envuelve la inspiración
de los enamorados.
Los que todavía creemos que el amor
entra por los ojos
y de ahí se va hasta el corazón.

Mañana es tarde para amarme;
no dejes pa’ después
lo que puedes abrazar el día de hoy.

Dame un poco de tu piel
y haré con ella un poema…
o ya veré yo
qué demonios se me ocurre
hacer con ella.

01/12/2013