Busco las palabras adecuadas para decir qué busco:
Soltero, 26 años, soñador.
Un buen hombre que te abrazará un día de éstos.

Busco sueños arrendados para cambiar de habitación.
Mudar de estado:
Pasar súbitamente
del hola a un te extraño.

Busco boca usada y vendo trozos de mi piel.
Quiero descubrir tus sueños en la almohada
cuando ya tú te has ido a hacer café.

Ofrezco un cuarto amplio
para extenderte y que llenes mis paredes
de buenos días y buenas noches.

Soy indiferente ante la edad:
Busco alguien que me ayude a pintar un nuevo hogar,
a resanar las cicatrices
que han dejado a su paso terremotos
e inquilinos indeseables.

Otorgo tiempo compartido;
llevar conmigo el mobiliario
que adquirí durante todos estos años
y en los que puedo presenciar
los momentos de mi vida
de los que jamás me desprendí.

Acepto sentimientos reciclados,
palabras repetidas,
trajes a la medida para no pensar:
Zapatos con la suela
firme sobre el piso;
calcetines de colores,
pantalones bien planchados.

Estoy dispuesto a intercambiar mis horas
por miradas y sonrisas.
Prometo sesiones eternas sobre el césped
mirando el firmamento;
el silencio eterno
que nos llevará a pasear.

No busco perdones ni permisos;
en esta historia
cada uno sabe bien
lo que ha venido a buscar.

Quizá no encuentre las palabras adecuadas
para decir qué quiero de verdad:
Soltero, 26 años, soñador.
Un hombre que lo único que sabe hacer
son rimas para olvidarse de vez en cuando
del amor.

12/05/2013