Déjate sentir (Déjame sentirte)

Alguna vez le pregunté a mi madre por el significado de un orgasmo,
pero no recuerdo qué me contestó.

Conforme entré a la pubertad,
me di cuenta de que lo que crecía en mí
no sólo era mi cuerpo,
sino también el vello,
la curiosidad
y los sentimientos.

De algún lado aprendí
que no estaba bien
mostrarte como eras,
y que debía apenarme de cómo me veía
y de lo que podían pensar de mí.

Así fue pues que me enamoré,
sin saber qué era un orgasmo
y por primera vez de alguien
a quien le atrajo una ilusión.
Yo no supe bien qué hacer
o qué decir,
pero eventualmente
todo terminó
porque yo no me dejé sentir.

La segunda vez, sin embargo,
mi corazón me delató.
Hice lo que tuve para demostrarle mi interés,
pero supongo que esta vez fue él
quien no quiso abrirse a lo que podía ofrecerle yo.

La tercera,
encontré a alguien que se dejó sentir,
pero con el cual no me quedó claro hasta qué punto llegar.
No estaba seguro de que debiera darlo todo,
y por eso nunca me atreví a volar.

Ahora me encuentro ya en la cuarta.
Frente a alguien con quien me siento cómodo desnudo
y quien se siente a mi lado cómodo también.
Sé que estoy dándolo todo,
o al menos más de lo que había mostrado antes,
y no sé si le parece demasiado
o piensa que está bien.
Para este punto,
ya sé qué es un orgasmo,
y he de confesar que eso no lo aprendí
de ninguna de las relaciones que apenas mencioné.

Pero en esta ocasión,
creo que voy a dedicarme
a ya no avergonzarme
de eso que yo soy.

Esta vez soy yo quien se debe disfrutar.
Soy yo quien debe aprender a dejarse ir.
Soy yo, quien debe verse al espejo y recitar:
Déjame sentirte,
déjate sentir.

2017/04/29