Del otro lado de la cama

Del otro lado de la cama

Del otro lado de la cama

la vida luce igual

a como cuando tú te fuiste

y me quedé aquí a esperar.

Lloro con la almohada

extrañando tu pasión.

Dejo abierta la ventana

a ver si vuelves con el sol.

Los días siguen enredados

entre sábanas y piel.

Te perdí entre las cobijas

y ahora estoy ahogado hasta los pies.

Voy pensando en los recuerdos

y creando historias sin razón.

Yo ya no concilio el sueño;

me hace falta tu calor.

La cama
 destendida.

Tu ropa
 en su lugar.

Las pantuflas
 sólo esperan

oír tus pasos 
regresar.

Del otro lado de la cama

nunca pude ver con claridad

las estrellas y los besos

que me tocaban saborear.

Sigo aquí desnudo

expuesto en alma y corazón.

Me voy muriendo yo de frío

oyendo el paso del reloj.

La brisa acariciándome

no se puede comparar

a la sonrisa que guardabas

cada noche al verme aquí.

No me levantan para nada

ni los resortes del colchón.

Al contrario, sólo ayudan

a hacer más fuerte este dolor.

Y dime tú

si aún puedes dormir.

Dime tú
 si me extrañas junto a ti.

Dime tú
 si te arrepientes.

Tan sólo
 dime lo que sientes.

Y dime,

si aún hablas dormido,

que pronuncias bien

tu nombre
 junto al mío.

Dime que

sientes un gran vacío

por saber que ya no estás aquí.

El desayuno

está servido.

El diario,

en tu buró.

El despertador sigue perdido

en la hora
 de tu adiós.

Y así paso los días

hablándole a la nada.

Amor, aquí te espero:

del otro lado de la cama.

11/11/2012

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