No voy a retirar el dedo del renglón.
Quiero sentir aún la textura,
oír cómo caen los pliegues
al pasar mi mano sobre ti.
No voy a quitar el dedo de los días
en que con tus labios
me robaste la sonrisa
que hoy ya no puedo repetir.
No voy a desgastar el lápiz,
no voy a agotar la tinta;
tampoco perderé mi tiempo
tratando de entender
lo que dejaste escrito entre líneas.
Me daré la vuelta,
me iré con mis palabras
a otros lares
en los que llorar
valga la pena.
No quitaré el dedo del renglón
porque de ahí cuelga lo que fuimos,
y estaré dispuesto a soportar ese dolor,
aunque una delicada línea
vaya cortando mi vida en dos.
No voy a quitar mi dedo del renglón,
aunque sé que afuera de mi cuerpo
hacen fila los recuerdos
de lo que me trae el porvenir.
19/07/2014