Embargo

Embargo

A veces solemos admirar
a las personas que cometen más errores;
a los hombres que tienen miedo,
a los que se rinden,
a los que van y se detienen
ante el primer obstáculo.

A veces solemos admirar
a los que pierden,
a los que lloran,
a los que no tienen el coraje
para después de haber caído
volver a levantarse.

Solemos admirar
a quienes más defectos tienen,
al indeciso,
a los cobardes,
a los que no estarían dispuestos
a defender hasta la muerte
sus más altos ideales.

Admiramos a dioses imperfectos,
a santos indebidos,
a los ángeles que han huido
y los héroes que ya murieron.

Admiramos a gente como uno:
con mentiras,
con problemas,
con el cuerpo hecho cicatrices
y el corazón lleno de espinas.

Admiramos lo que vemos
pero no pensamos en lo que a nuestros ojos
permanece imperceptible.

Nos admiramos
frente al espejo
y no nos vemos.
Lo que pasa es que quizá
no nos reconocemos
y nos olvidamos
que del otro lado
también somos admirados.

Piensa en qué se siente
que alguien más admire lo que haces.
Piensa en ti mismo
y en los problemas que te siguen
como sombras diariamente.

Aún puedes con ellos;
los arrastras,
te carcomen
y todavía cumples tu sueños.

¿Puedes ver cómo existen todavía
los dioses
y los santos
y los ángeles
y los héroes?

¿Cómo se siente ser tú el día de hoy?

15/03/2015

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