Hay algo que pasa y no soy yo

hay algo que sucede

Hoy amaneció nublado
el corazón.
Lo sé porque no pude ver mis manos
abrazándote.

Hoy le pedí al sol
que se asomara
para mí.
Que no le importara
su apariencia,
o su cara,
o el modo en el que anda,
pero que saliera
y me regalara
un poco de su risa,
del carisma,
de lo poco que la vida misma
nos regala.

Hoy le pedí a mi sombra
que se ocultara.
Que me esperara
en lo que yo iba de paseo
a las noches
donde la vida acaba.

Mi objetivo era no volver.
Dejarme envolver
por la oscuridad
hasta ser yo la bóveda
que alumbra tu vista
con estrellas.

Pero en el vacío
de millones de años luz
el frío no me dejó más alternativa
que volver a cumplir
mi sacrificio.

Cobardía o arrepentimiento.
No lo sé.
Me gustaría creer
que sí alcancé a escuchar
el sonido de tu voz
pidiendo mi regreso.
Que la neblina sólo se atravesó
entre nosotros,
pero que ambos conocíamos
lo que había del otro lado.

Y llovió también,
y los dos creímos que era inesperado.

Pero después volvió todo a ser lo mismo.
El agua se llevó
los sentimientos
que nos mantenían alejados.
La luz llegó después,
dejó todo más claro.
Siempre fue de día en mi corazón;
las nubes fueron obra mía
y de mi imaginación.

06/09/2016

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