La verdad de las mentiras

La verdad de las mentiras

La verdad de las mentiras
es que a mí también me gustan.
Me hacen sentir completo,
a gusto con mi cuerpo.
Son el perfecto complemento
para los sentimientos
que siempre trato de evadir.

La verdad de las mentiras
es que me gustan por creativas.
No son palabras aburridas
repetidas una y otra vez
hasta el cansancio.
Quién diablos necesita
que le digan un «te extraño».
Es mejor fingir
que el tiempo
no hace daño
y que no piensas en mí
en la misma proporción
en como yo lo hago.

La verdad de las mentiras
es que las usamos
como la más rápida salida.
A veces no pensamos
que son bombas expansivas
que a la larga van a lastimarnos.

La verdad de las mentiras
es que parecemos preferirlas
en lugar de ser honestos.
Nos requieren más esfuerzo,
pero todos las ocupan
cuando la verdad sigue en silencio.

La verdad de las mentiras
es que nos vamos perdiendo
en fantasías
que a la larga
no sabemos distinguir
de nuestra vida.

La verdad de las mentiras
es que me da placer decirlas.
Son buena compañía
cuando empiezo a sentirme solo.
Me dan seguridad,
me tranquilizan;
son pastillas
que me van quitando
una a una
la ansiedad.

La verdad de las mentiras
es que van haciendo de quien miente
una sórdida criatura.
La verdad de las mentiras
es que contigo,
aunque no lo creas,
no las uso tanto como debería.

17/05/2015

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