Hace un tiempo escribí algunas canciones
que probablemente no vas a escuchar.
No porque ya no estés conmigo,
sino porque comencé a escribirlas,
pero ya no supe cómo terminar.
Podría decirte la inspiración de cada una
o qué era lo que con ellas quería lograr.
Algunas eran para enamorarte,
para hablar de lo hermoso que es el mundo
cuando tú a mi lado estás.
Otras eran para quejarme amargamente,
de lo poco que me aprecias
y de qué tan miserable
puede ser mi soledad.
¿Pero cómo podría yo hacerte eso?
¿Dedicarte una canción
que te pueda hacer llorar?
No podría vivir con ello;
creo que por eso decidí
no volver a escribir de ellas jamás.
Son canciones que el tiempo
va a olvidar.
Palabras que alcanzaron sin aviso
su fecha de caducidad.
Me pregunto qué será de ellas:
si en el futuro alguien podrá leerlas
y descifrar si lo que sentía por ti
era verdad.
Creo que no podré saberlo,
que las líneas que hoy escribo
se cubrirán de telarañas
y se quedarán así para la eternidad.
Cuál sería la diferencia
aunque las leyera otra persona
si no podría sentir
lo que yo sentía por ti
cuando nos llegábamos a amar.
No tiene sentido
volver a las canciones que te he escrito
si no voy a cantarlas
como me hubiera gustado que sonaran.
Hay canciones que escribí hace tiempo
pero que jamás vas a escuchar.
No porque ya no estés conmigo,
sino porque ya no hallo motivo
para quererlas terminar.

24/07/2016