Las lunas de octubre

Las lunas de octubre

Luna llena

Despierta,

es de noche.

Descubre el claro

dos cuerpos abrazándose

sin manos.

En cada uno transcurre una vida

preguntándose cómo será la piel ajena.

Se esconden.

¿De quién?

Hay una sombra omnipresente que los acompaña.

Maldita luna,
dicen ambos,

ojalá se fuera para que siguiéramos besándonos.

Pero no sucede,

nadie sabe dónde se esconden

nuestras manos.

Cuarto menguante

Y sin quererlo ya están lejos,

extrañándose,

cada quien a su manera
:
Uno escondiéndose 
en la estética del vacío.

El otro llenando de palabras el espacio.

Y no se han dicho nada.

La luz ha quedado implícita

como una mácula

que enciende ambos recuerdos.

Como el vino,

los dos dejan pasar los años 
y los días

para saborear el jugo de su ausencia

en el próximo reencuentro.

Luna nueva

Y desaparecen,

ya no están.

De ellos queda la memoria,

el halo.

Los murciélagos,

chocando entre cavernas,

degustan del polvo variedades.

La oscuridad es un espectáculo

que ellos esperaban

y que finalmente los cubre

con sus sábanas.

Ya son cómplices
 los tres.

Sí,
porque al final terminan siendo tres.

Y uno deja pasar la luz

haciendo agujeros con estrellas

para ver los destellos

de una implosión ajena.

Y ambos no se dejan ver;

piensan que cubrirse

con la noche

los dejará fuera de rastro

en la mañana.

Luna creciente

Y termina,

y los dos cantan canciones

cada uno en su cuna.

Se llaman,

ven al cielo.
Entre ellos hay deseos

que construyen telarañas.

Y así se buscan,

escondiéndose.

Envían señales entre códigos,

sueñan y se guían por el sonido

de sus corazones solitarios.

Uno llora, se arrepiente.

El otro es muy seguro 
que aún no entiende

la existencia de un amor velado

que bajo todo este misterio

aún lo quiere enamorado.

04/11/2012

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