Los heteronómadas

Los heteronómadas

Durante mi viaje por las noches,
mecido por las inquietas olas de los días,
pude divisar
que allá a lo lejos,
donde casi uno nunca mira,
existe una isla
llena de hombres muy complejos,
divididos entre lo que ellos mismos consideran
que es correcto
y lo que despierta su lujuria.
Los haremos llamar heteronómadas,
del griego eτερος,
que significa otro o distinto,
y del latín nomas
-que también viene del griego-
referente a que se reparte entre los campos.
Los heteronómadas
son errantes hastiados
de beber del agua de la vida
directo de sus manos.
Son especie
que se creía en peligro de extinción,
pero que a raíz de los estudios
se sabe hoy
que para pasar inadvertidos
adoptan la conducta
de hombres verdaderos
para continuar bien escondidos.
Los heteronómadas
son un eslabón interesante
entre los abiertamente homosexuales
y los que no quieren
ser catalogados como tales.
Han sido frecuentes
sus avistamientos
en lugares poco propicios
para el resto de su clase,
pero así es como se dan a conocer
entre ellos mismos
indicado que ha llegado el momento de aparearse.
Como buen científico que soy,
he tenido que corroborar
de primera mano
que los heteronómadas
no son sólo una teoría.
En mi investigación
me he topado con incontable cantidad
de estos especímenes
y con algunos he tenido interacción.
Algunos son muy dóciles,
otros requieren mayor dedicación.
Lo curioso,
he descubierto,
es que los heteronómadas prefieren esconder sus sentimientos
antes de aceptarse como honestos.
Son humanos rendidos ante el sexo,
ajenos a los compromisos,
confundidos por el miedo.
Los heteronómadas son hombres que van libres por la vida
haciendo daño a quien menos se imaginan.
Quién pudiera ser como ellos
para olvidar tan rápido,
para no aferrarse,
para tomarse a la ligera
lo complejo de la evolución.

10/05/2014

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