Noctívagos

Noctívagos

Cuadrícula asimétrica de roja curvatura;
la quietud amanece con el día
y deja dentro de nosotros un tremor de frío.

En el cielo se cruzan las preguntas
una y otra vez.
Van de un rumbo a otro
pero no retumban
y sólo se desdicen antes de morir.

Habíamos dicho que los colores
siguen sus patrones
y corren por los ríos del algodón.
Crean figuras naturales,
demonios aberrantes,
secuencias irrisorias que sólo nos queda contemplar.

Los edificios también lloran:
el tiempo los destruye.
Dejan caer el polvo que con agua
se vuelve roca,
y que con el fuego explota
para dejar un bello diamante
por el que alguien vivirá.

Ven, escucha,
pega tu oído a las paredes que murmuran.
Siente el salto
de los duendes
que de corazón a corazón
se mueven como peces.
Ocultan tras la máscara
el deseo de un universo
que no teme a la llovizna
ni al calor del cuerpo.

Es la urbe construida por
lo que quedó del alfabeto.
Columnas que se erigen
para sostener el cielo,
pero que apenas llegan unos metros hacia arriba
y se desploman en silencio.

Nada sobra,
Nada cambia.
Deshiciste los recuerdos.
Las luces van guiando los caminos
por los que tarde o temprano
desaparecerán uno a uno nuestros hijos.

29/11/2015

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *