Refacciones para un corazón abierto

Y si me preguntaran cómo me siento hoy,
no sabría qué contestar.
Miles de piezas
de las que desconozco procedencia.
Otras
que simplemente
no me suenan.
La gente cree que te puede hacer sentir cosas
que ni siquiera
has tomado en cuenta.
Quiénes creen que son
para querer meterse
en tu cabeza
y ordenarte
qué debes sentir
con el corazón.
Así un día envejeces
de tus sentimientos,
y ni una mano
ni una broca
son suficientes
para limpiar el óxido.
No entiendes de qué te hablan,
sólo ves a otros queriendo
solucionar tu vida.
Aléjense de mí,
les dices,
pero todos son expertos
en la inexperiencia
y creen tener la solución.
Siente sus manos abrir cada centímetro,
penetrar en tu interior.
Confías en desconocidos
y no sabes bien
si quieren ayudarte
o sólo robar lo que aún sirve
para venderlo
al mejor postor.
¿En qué momento caíste aquí?
Por ahorrarte unos centavos
has caído en un lugar
mucho peor.
¿Quién te garantiza
que esto fue lo que buscabas?
Viniste al sentir un rasguño,
la falta de cordura,
un sonido atípico.
Viniste cuando te extrañó
el camino recorrido,
cuando no volvió a encender la luz
y te saliste
de control.
¿Pero acaso no eras tú?
¿No fuiste simplemente tú?
¿Qué te hace pensar
que quien te maneja
son las curvas y el asfalto
y no adonde tienes la razón?
Entiéndelo una,
dos,
tres veces:
el motor seguirá siendo
el mismo
no importando el armazón.
Amar es un privilegio
por el cual
hay que pagar.

24/02/2013

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