Vamos por menos (pero siempre hay más)

Vamos por menos (pero siempre hay más)

 

Desde el nacimiento nos cubre la primera, la más suave;
esa sábana inocente en la que escribimos a vivir.
Sobre ella crecen las arrugas,
sobre ella marcamos nuestros pliegues.

Esa sábana nos separa de la realidad,
nos aísla del mundo externo:
ese agujero de fantasmas,
de recuerdos que hacen daño.
Evita que se mezclen el aire
y nuestros sentimientos,
que sigamos distinguiendo
la contaminación
del primer y último aire
del que obtenemos nuestro aliento.

Y con esta piel vamos dejando transcurrir los días;
el único universo que gira alrededor.
Ventanas obstruidas,
metas que no parecen terminar;
estrellas que se ven inalcanzables
pero que nunca dejamos de mirar.

Nunca debe de perderse la esperanza
de lograr lo que uno un día soñó.
El mundo siempre lleva prisa,
y con cada día que pasa
nos va quedando menos
aunque siempre queda mucho más.

Y a veces los días cambian coordenadas,
y las brújulas van cediendo a la pereza.
Entonces los valientes parecen ser cobardes
y los que nada tienen lentamente
van muriendo de hambre.

La vida es una secuencia de momentos:
Una reacción en cadena
de la que muchas veces
no medimos las más remotas consecuencias.
Las sombras van siguiendo nuestros pasos;
a veces nos llevan de la mano por caminos escabrosos.
Y la piel se queda con nosotros,
nos acompaña por el mundo recordándonos
los años que nos vamos poniendo encima
y los días de los que no hay que arrepentirse.
Al final de todo
lo único que sobra de la vida es eso:
vida.

27/10/2013

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *