Y de nuevo tú, despierta

y de nuevo tú, despierta

Sonidos sordos.
Ecos de otros mundos
tocándome a la puerta.

Asemejan pasos
que se acercan
pero que no llegan
a ninguna parte.
De repente,
nada hace sentido.
La vigilia se vuelve
una espiral de precipicios.

Sé que me observas en la noche
sin saber qué hacer.
Si dormir o preguntar
o volver a recordar.

Cuántos años juntos
para que me digas
que no sabes quién soy.
Como si fuera un sorpresa.

Bien lo sabes.
Te lo dije.

No vengas ahora
con cuentos imposibles
sobre cosas que yo nunca prometí.

Porque ahí sigues tú,
despierta.
Esperando no sé qué
para dormir tranquila
o por fin darte la vuelta.

A veces tengo tentación
de no fingir
y preguntarte
en qué piensas.
Saber tus inquietudes
y que podamos resolverlas.

Pero siempre encuentras la manera
de esquivar todas las respuestas.

No sé qué pretendes,
no sé qué es eso que buscas.

Tú ya me conoces
y no existe nada nuevo.

Tu silencio es condena;
es la muestra
de que algo malo está pasando.

No cuentes conmigo;
mejor cuenta las ovejas.
Sabes que quien no te deja dormir
no son los mosquitos,
ni el calor,
sino la falta de respuestas.

En mis sueños oigo voces
que me siguen donde sea.
Conociéndote,
ya sé que de nuevo eres tú,
despierta.

05/06/2016

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *