Los hombres prestados

Ya sé que no eres mío
y que yo tampoco soy tu propiedad.
Somos hombres solitarios
siguiendo rastros
que otros hombres
nos dejaron al pasar.

Solemos ir por los caminos
sin mirar alrededor.
Nos prohibieron ver los otros ojos,
acercarnos a las sombras
que nos recordaban el dolor.

Así transcurrieron nuestros días:
sin darnos cuenta de que a veces
nos hubimos encontrado
en la misma dirección.

Cuánto daño nos hemos infligido
por aparentar ser soldados de batalla
defendiendo nuestro honor,
si cuando estamos ciegos
a tientas recorremos este mundo,
reconociendo en la piel de otros
la propia perdición.

Cuánta piel no nos ha forjado,
cuántas historias no viven en el cuerpo.
Somos hombres que se prestan,
hombres que han sido prestados.
Hombres que en la piel van dejando besos
como huellas en la arena.

Es la condena,
Es la tortura,
Es la evidencia.

Somos hombres que se prestan,
soles que amanecen para todos.
Hombres que a pesar de ser efímeros,
por un momento
sienten el vapor
empañando todos esos días
en los que aún eran desconocidos.

Yo sé que no eres mío
y que tampoco yo soy tu propiedad.
Pero eso no quiere decir
que al final del día
no podamos estar juntos
y compartir la infinidad.

2017/03/20