Silencio es lo único que oigo

Difuso el paraíso
que construye cada uno.
Un sitio sin oxígeno
en el que sin pensar
nos sumergimos.

A dónde vamos,
sino al abismo
de emociones
y sentimientos
escondidos
donde el miedo
no deja que la luz
alcance su destino.

Y fue ahí cuando
nos perdimos.
No supimos ver
tras decirle adiós
a la escotilla
la maravilla
de una vida
llena de cielo azul
y nubes blanquecinas.

Pese a todo,
preferimos hundirnos
en aguas peligrosas
en las que no vemos
más allá
sino pensamientos
confundidos
que algún vez tuvimos.

Y ahora a dónde vamos:
si quedamos atrapados
en el sitio que escogimos
para quedarnos escondidos,
yendo cada vez más hondo
en cada viaje
esperando algún día
llegara sin retraso
el rescate
que con ansias esperamos.

Curiosos de lo que sentimos,
hay veces que pagamos a la vida
por mostrarnos errores repetidos
ocultos en memorias
y tiempos compartidos.

¿Valentía
o masoquismo?
Preguntas que uno deja
a la psicología
o al ocultismo,
mientras navegamos
entre lágrimas de iceberg
y tragedia inexplicable
que nos llevan
hacia un subconsciente
totalmente incomprendido.

No existe submarino
para protegernos
y hacer todo más sencillo.
Tampoco los radares
que nos indiquen los lugares
donde están exactamente
los motivos
que nos llevaron a tomar
las decisiones
de las que hoy nos arrepentimos.

El océano luce bien
desde lo lejos,
pero debajo se esconden
heridas tan profundas
de las que muchas veces no sabemos.

No sé si a este punto
salvarnos fue a propósito
algo que impedimos.
O si solo quisimos estar solos
en un ambiente frío
esperando que se acabara el aire
porque fuimos tan cobardes
que ahogarnos
por cuenta propia
nunca fue algo
a lo que nos atrevimos.

22/06/23