Soledad extraña, ninguna cara. Un sentimiento de apatía que me deja adentro con las ganas de quedarme en casa viendo tele o pasarme todo el día aquí en mi cama.
Necesito movimiento, hacerle olvidar al maldito de mi cuerpo que apenas hace un mes te amaba. Ponerme los audífonos, olvidar el sufrimiento y esconder estas lágrimas con un poco de sudor escurriéndome en la cara.
Descorazonados en el gym viéndose entre sí. Corazones rotos bajo rostros concentrados que cuentan esas veces en que han sido destrozados.
Series y repeticiones llenando la cabeza de conversaciones viejas que quedaron incompletas.
Descorazonados en el gym, cargando con el peso de amores que llegaron a su fin.
Haciendo rostro en el gimnasio, porque el peso de este olvido yo ya no lo aguanto. Espejos que reflejan lo que somos y cómo es que debajo de este cuerpo siempre estamos solos.
Antes estos hombros eran tuyos, y aquí ponías tus piernas cuando no teníamos la paciencia para comernos en susurros de palabras al oído.
Descorazonados en el gym. Cansancio acumulado De correr tras el amor sin llegar a ningún lado.
Si los músculos necesitan desgarrarse para crecer, ahora entiendo por qué tengo un corazón tan grande.