A veces llueve y el agua nos inunda y nos llega hasta el cuello, y no sabemos qué otra cosa hacer, mas que llorar para lidiar con ello.
Pero no hay nada que esconder ni por lo que debas tener miedo. Llora hasta que saques todo lo que tengas dentro. No tengas miedo de al final sentirte triste o vacío, que yo voy a estar aquí para rellenar tu corazón con recuerdos súper lindos.
Yo sé que el mundo va deprisa, pero tómate un momento. Quédate con las experiencias y las risas y lo que te pone muy contento.
Saborea el aire que respiras y ve más lento. El tiempo pasa con todos por igual y no hay por qué llegar primero.
Préstame tu oído que una cosa yo te digo: Pon cómodo tu asiento y disfruta. Aquí yo voy a estar para llevarme todo eso que te angustia.
Un mal día depende mucho desde dónde se le mira.
A veces se nubla y la ansiedad nos recorre todo el cuerpo, y no sabemos qué otra cosa hacer mas que bajar los hombros y esperar por el tormento.
Pero no hay nada que temer ni por lo cual sentirte solo. Grita hasta que te quedes sin aliento. No tengas miedo de quedarte sin tu voz, porque el lenguaje de tu corazón, créeme, yo lo entiendo.
Préstame tu oído que una cosa yo te digo: Mira alrededor, que esto no es un sueño. Derrumba las paredes que llevas adentro; aquí yo estoy para llevarte de la oscuridad al otro extremo.
Si te sientes mal o solo buscas alguien para hablar, aquí estaré; tómate tu tiempo.
Y quizá yo no comprendo, y tú digas que no sabes nada de poesía, pero lo importante es que nos queremos el uno al otro en nuestras vidas.
Si quieres llorar, vamos a llorar. Si quieres reír, vamos a reír. Todo lo que necesites; el cielo y tú son el límite.
Préstame tu oído que una cosa yo te digo: nunca me estarás pidiendo demasiado, sólo lo que desde el inicio te debieron haber dado.