
Acércate a mi cuerpo
sin que note tu presencia.
Véndeme una historia
aunque sepa que no es cierta.
Sedúceme despacio
y engaña a mi inocencia.
Toca mis sentidos
justo en el momento exacto
para que te deje entrar tranquilo
sin que toques a la puerta.
Cuéntame al oído
lo que pasa por tu mente.
Dame el tiempo suficiente
para dar mi último suspiro
antes de la muerte.
Ábrete de brazos
y déjame caer de espaldas
a ese precipicio
donde nunca sobra nuestro espacio.
Y una vez ahí en el fondo,
en ese tiempo tan preciado,
dame uno de esos besos
que por tanto he esperado.
Un beso troyano,
a la sombra de tu cuello,
en la comisura de los labios.
Besos que sólo quiero
que se salgan de las manos.
Beso envenenado
por la miel de tu ternura,
que en el fondo sé que guarda
un sueño putrefacto.
Engaña uno a uno
mis guerreros
con ese miedo armado de coraje.
Destruye lentamente mis adentros
hasta que contener el llanto
ya no aguante.
Declárame la guerra,
aunque no quieras la victoria.
Siempre fui tu aliado
y te concedo mi derrota.
Déjame en el suelo,
herido y desangrado,
pero no te vayas
sin darme otro de tus besos.
Un beso troyano:
en la punta de los dedos,
en el dorso de la mano.
Un último beso en el silencio
que me mate al saborearlo.
2019/10/23
Ilustración por @yosoyreef