
No necesitamos los momentos que perdimos. Por algo se nos fueron. Sin saberlo, los infiernos que nos calcinaban desaparecieron.
Nos dejaron en cenizas a mitad de los recuerdos. Confundidos entre sal y los nombres de otros mares.
Es normal si la piel se estira por el fuego, anhelando los besos y caricias que nos saben como eternos.
Somos los desiertos sedientos de la lluvia a mitad de la sequía.
Ladrones escondiendo el agua en las raíces; otros, escondiéndola en agujas.
El amor es oro para quien sabe encontrar minutos en el polvo.
Olvidados.
Desterrados.
¿Quién va a recoger lo que quede de nosotros, cuando decidamos alejarnos de lo que querían que fuéramos los otros?
Castillos de arena y un soplo que duela.
Allá vamos.
Sin sentido.
Queriendo deshacer todo aquello por lo que nos arrepentimos. ---
Mayo 20, 2021