Mi vida huele a café

Mi vida huele a café

Mi vida huele a café:
al rocío que con paciencia
se vuelve cascada,
a la caricia
que baja tranquila
por la montaña
y llega hasta mi piel.

Mi vida huele a café:
a esa sensación de estar descalzo
y frotar una contra otra
las plantas de mis pies.
Baja el viento por la colina,
despierta los sentidos
que aún están dormidos
en el fondo de tu ser.

Mi vida huele a café
y sabe a la luz
que atraviesa la ventana
con el destello del amanecer.

Mi vida tiene ese sabor amargo,
producto de vivirla
y no tanto de envejecer.
Mi vida sabe bien estando sola,
pero también en compañía,
por eso no me importa tanto
si a veces está hirviendo
o en ocasiones se me enfría.
Yo sé disfrutar de todos los momentos;
no sólo cada vez que se necesita.

Mi vida huele a café
y me hace sentir en casa
cada vez que sorbo taza a taza
sin importar en dónde esté.

Mi vida huele a café:
al sabor de la esperanza
que transforma los días lluviosos
en soleados
como por arte de magia
tan sólo con tener un poco de fe.

Mi vida huele a café:
es la música que hace que yo baile
cualquier tipo de melodía
aunque no sepa cuál es.

Mi vida huele a café:
a un corazón de fuego,
a unos ojos verdes,
a una boca que sabe a miel.

03/05/2015

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