No todos podemos morir durmiendo

Semáforos que dicen siga.
Obstáculos que dicen alto.
A veces no entiendo la vida
si tengo que ser franco.
Iguales nunca son los días;
durmamos en la misma cama
o amanezca desde el mismo lado.

Día cualquiera:
Despertar con la noticia
que estuvimos evitando.

No saber si ha sido suficiente
la misma despedida,
o si dejamos un adiós pendiente
con nuestro ser amado.

No entender cómo se siente
ya no amanecer con la sonrisa
que diariamente
nos mantenía ensimismados.

¿Acaso no es extraño?
El pensar que aquello cotidiano 
no resulta permanente
y sentirse diferente 
por no saber andar en solitario
en los laberintos de la mente.

No hay flores que soporten
los recuerdos inminentes
de tardes de verano
y de inviernos derrotados 
En los que reímos sin parar
y sin pensar
en lo que nos estaba haciendo daño.

Hoy se me olvida respirar
y suelo despertar por las mañanas agitado
sin saberme controlar.

No todos podemos morir durmiendo
ni al mismo tiempo.
Veme a mí que estoy sufriendo
por algo que no entiendo.
Que no puedo desprenderme de este miedo
sin pensar que no he hecho 
aquello que se debe
para que te quedes.

No todos podemos morir durmiendo;
a otros nos toca tener la paciencia
para lidiar con la ausencia
de un amor hecho cenizas.
Demoler una a una las sonrisas
y perder la inocencia
que permita
olvidar todo el dolor.

No engancharse,
dicen a menudo.
Pero qué es peor:
soltarnos al abismo
que vamos escalando
o tener un poco de esperanza
en lo desconocido 
adonde vamos.

Miedo habrá por siempre
nos dirijamos a cualquier lado.
Saltar entre fotografías
a lo largo de los años,
buscando aquel instante
que pudo haber cambiado.

No todos podemos morir durmiendo
ni al mismo tiempo.
Veme a mí que estoy sufriendo
por algo que no entiendo.

29/04/2022