Siempre son las 13:14

Hay cosas de las que uno no puede escapar:
del aire, por ejemplo.
El mar que nos en envuelve con su aliento:
nos persigue,
nos susurra;
se queda a nuestro lado
en la oscuridad y en el silencio.

Hay cosas de las que uno no puede escapar:
de la gravedad, por ejemplo.
Tijeras que reducen alas
y despluman sueños.
Piedras que nos atan
y nos mantienen en el suelo.

Hay cosas de las que uno no puede escapar:
de la muerte, por ejemplo.
Precavida y lenta mancha
que avanza con el tiempo.
A veces nos consume desde afuera;
otras, nos carcome desde adentro. 

Hay cosas de las que uno no puede escapar:
del momento en que la tierra cruje
y todo queda suspendido en movimiento.
A veces dan ganas de volar
y escapar
y regresar a tocar el piso
en un mejor momento.

Pero no.

No podemos escapar de cosas 
que tenemos que vivir.
pesadillas silenciosas
que nos llaman a gritos. 
Miedos compartidos
que no sabemos describir.

Aguantar la respiración
resulta inútil cuando te encuentras atrapado
bajo los escombros de aquello
que pensaste que no se iba a destruir.

Hay cosas de las que uno no puede escapar:
de la noche, por ejemplo.
Que siempre llega para darnos el alivio,
aunque muchas veces, también remordimiento.

Hay olas que rompemos
y espuma que nos mata.
Espacios que llenamos con memorias
y otras cosas que nos hacen falta.
Lugares muy inmensos
donde la sufrimiento cotidiano
ya no sabe a nada. 

08/10/21