Hablando lento

Hablando lento
no me reconozco.
Quizá es algo que siento
y lo único que quiero hacer
es salir corriendo
a dónde estás
en este momento.

Me muerdo la lengua
para no decirte que te extraño,
aunque la consecuencia
de este amor
sea siempre hacerme daño.

Pero es que no sé que más hacer
sino seguirte amando.
Me siento un ave que volaba libre
y derribaron,
y ahora no sé qué hacer
por temor a terminarme el aire
que me mantenía flotando.

No sé por qué quieres llorar
en el hombro de alguien más
que no sabe valorar
lo maravilloso que eres,
pero no me corresponde a mí juzgar
las experiencias que vivir tú mismo
me has dicho que quieres.

Intenté regar con gran cuidado
el amor que tú y yo nos procuramos,
pero ni su fuerza e intensidad
fueron suficientes
para deshacer la fragilidad
de lo que estábamos creando.

Qué difícil para mí es estar
frente a un amor descafeinado.
Un amor en el que yo digo que te amo
y me quedo aquí esperando.

Yo era el que te deseaba buenos días
y te mantenía despierto
cada vez que lo pedías.

Ese amor cargado
de los mayores sentimientos
que me dijiste que buscabas
y de otras cosas más
que nunca pudiste haber imaginado.

Un amor que además
por ti se mantenía vigente,
de manera diferente,
para reconfortarte cada vez
que se te enfriaba el alma.

Un amor que, al contrario,
preferiste apagar
por temor a que su hervor
te quemara con todo aquello
que te pudo dar.

Aburrido estoy ya de lanzar anzuelos
en lugares donde ni siquiera sé
qué estoy buscando.
Yo solo quería mirar al agua cada día
para poder mirar con alegría
el reflejo que me estaba ahí esperando.

Pero me quedo hoy solo en este estanque
con miles de esqueletos
de peces a los que no les importa
mas que el olor putrefacto de la carne.

Me quedé con ganas de decirte
que cada día que despertaras
te preguntaras
si todavía me seguías amando.

Supongo pues
que ya no será necesario.

09/04/23