Poemas desde una sexshop

Día y noche
te veo pasar.
Yo encerrado en un cuarto
con paredes de cristal.
Vivo atado a sueños,
fantasías,
amordazado,
sin poder gritar,
mientras callo lo que siento
porque yo ya sé
que no lo quieres escuchar.

No sé si tú me miras por igual.
Si has notado mi presencia
en este frío lugar
desde donde espero
con mi honestidad desnuda
algún día
poderte tocar.

Amores yo sé que has tenido varios.
Supón de mí igual.
Aun así,
anhelo un minuto
tenerte entre mis manos
y llevarte de paseo
por esos recovecos
a los que mueres por llegar.
Sentir tu humedad,
abrazarte de vapor
y saborear la miel de tu sudor
que escurre sin cesar.

Cuánto daría por salir de mi prisión
que me ata noche y día
a cabinas sucias
agujeros
y noches tristes
bajo luces de neón.
Que no desviaras la mirada,
que llegaras
y me vieras fijamente
y tus ojos me quemaran
con la misma fuerza
con la que me robas el aliento
en esta cama.

Pero yo sé
que de mí no quieres nada.
Excepto que sepa obedecer.
Que haga lo que pides
y no tener
que saber de mí otra vez.
O eso es lo que creo,
hasta la siguiente vez en que te veo
y sé que lo que hay entre nosotros
no es ningún invento.

30/01/23