Bajo cierta luz

Callan las abejas en noches como esta.
Sin las risas de los bosques
también mueren las luciérnagas.

Bajo cierta luz,
las sombras tienen otra forma.
Son firmes líneas de agua
haciendo olas en silencio.

Las palabras vuelan,
como lo hace el viento.
¿Pero quién lleva a quién en su marea?
¿Es el polen el que baila
encima de la rabia?
¿O las bacterias las que hacen
saladas nuestras voces?

Dejé de interesarme por las flores
cuando me aprendí todos sus nombres.

No tiene sentido.

Bajo cierta luz,
los colores son iguales.
El amarillo es como el blanco
y el azul es como el negro.
De nada sirven los olores
si con los días de frío
vuelven siempre los temores.

¿Me extrañaba?
No lo sé.
Bajo cierta luz,
el espejo no me enseña nada nuevo.

Las estrellas no me guían
ni el dolor me reconoce.
Soy un frío retrato,
cuyo amor se desvanece.
Quizá, algún día,
la pared me engulla
y nadie pueda distinguir dónde empiezan
o terminan
los lienzos de mi alma.
No lo sé.
Bajo cierta luz,
la maldad y la belleza
se parecen de la cara.

Ambas dibujan sonrisas
que podrían ser de alegría
o de venganza.
Pero también la mente se cansa
de estar al pendiente todo el tiempo
de las heridas y tormentos
que aun no nos espantan.

Bajo cierta luz
todo es como antes:
hasta aquello que pensamos
que estaba muy distante.

12/12/22 (borrador de 2009)